Britney Spears, la eterna «princesa del pop», cumple este jueves 40 años libre de la tutela legal que ha controlado más de una década de su vida, prometida, y en pleno huracán mediático que ha dejado hasta cuatro documentales sobre su persona.

Hace tan solo unas semanas, la justicia de California puso fin al mecanismo por el que el padre de la cantante llevó las riendas de sus finanzas y vida personal durante casi 14 años, una situación legal tan controvertida que derivó en escándalo internacional gracias a la insistencia de los fans de Spears.

«Gracias a ustedes, a su preocupación, creo que me han salvado la vida», dijo la estrella en un video de Instagram en el que dejaba caer que está lista para dar una entrevista a Oprah Winfrey.

No es difícil imaginar la audiencia que congregaría esa hipotética conversación, pero Spears (Mississippi, 1981) matizó esta semana que antes «necesita mucho tiempo para sanar».

La artista, que ha vendido más de 100 millones de discos, ha recuperado su autonomía y pronto podrá hacer uso de su patrimonio de 60 millones de dólares, una situación radicalmente diferente a la de hace unos meses, cuando tenía que pedir permiso para salir de casa y gastar un dólar.

En su horizonte inmediato destaca su compromiso con Sam Asghari, un entrenador personal y bailarín al que conoció en 2016 durante el rodaje del videoclip «Slumber Party».

La pareja anunció el enlace a través de Instagram, plataforma que se ha convertido en la única vía de contacto entre la cantante y su público.

Spears no se prodiga en eventos desde hace años y su último trabajo, «Glory», data de 2016.

Sin embargo, su nombre ha copado titulares y portadas de medio mundo, no solo por los líos de la tutela legal, sino también por los cuatro documentales que repasan su carrera, firmados por medios como The New York Times, la BBC y Netflix.