One Piece acaba de alcanzar su capítulo número mil, un nuevo hito para una de las series más exitosas de la animación japonesa logrado gracias “al talento” del autor del manga original y a la “colaboración en equipo”, dijo  el presidente del estudio Toei.

La serie, basada en un cómic homónimo de Eiichiro Oda, comenzó a emitirse en Japón en 1999 y desde entonces se ha convertido en un fenómeno mundial al ser exportada a 80 países, además de ser ya la producción más longeva de Toei, según la propia productora nipona.

El secreto de su longevidad es “el talento del autor original” y “el apoyo de todas las compañías involucradas y la colaboración en equipo”, dice en una entrevista a Efe el presidente de Toei, Ryuji Kochi.

La inconfundible estética concebida por Oda, la riqueza de sus múltiples personajes y la amplitud del mundo fantástico donde se desarrolla son algunas de las claves detrás del continuado éxito del manga y del anime protagonizado por el pirata Monkey D. Luffy.

“La originalidad es importante, pero hay muchas otras cosas que hacen que llegue también al corazón”, señala Kochi al ser preguntado sobre qué hace sobresalir a “One Piece” entre otras obras del subgénero “shonen” y por encima de otras de las series de anime más recordadas.

Y es que la adaptación del manga de Oda supera en tiempo en pantalla a anteriores producciones de Toei que dejaron huella en distintas generaciones, como Mazinger Z, Transformers, Dragon Ball o Sailor Moon.

De One Piece se han distribuido unas 490 millones de copias en cerca de 60 países, lo que lo sitúa también como el manga más vendido de la historia.

La serie, además, se ha convertido en milenaria en un momento de explosión global del anime desencadenada por la proliferación de plataformas digitales que apuestan fuerte por el género, como Netflix o Crunchyroll.