Cómplice fundamental en los discos de Billie Eilish, Finneas O’Connell (o Finneas, simplemente) intenta probar con «Optimist», su recién publicado primer LP, que tiene una voz propia como solista y que es algo más que el hermano coescritor-productor de la última gran estrella del pop.

Desde el salto meteórico a la popularidad de la intérprete de «bad guy» con tan solo 18 años, un elemento del relato que engrandeció aún más la precocidad de aquella fue que había escrito esas canciones tan revolucionarias en su propio cuarto y con la única complicidad de su hermano mayor.

El nombre y rostro de Finneas, que también participó en la composición del reciente «Happier Than Ever» y se integró como un elemento destacado en la banda de su hermana, además de convertirse en su acompañante oficial a numerosos eventos, comenzó a hacerse así cada vez más familiar.

Su primer LP en solitario en el mercado, «Optimist» (Universal Music), viene ahora a confirmar que también en él existe una personalidad y un talento musical a tener en cuenta, más allá de esa criatura magnética y profundamente carismática que es Eilish.

Algo de todo ello había podido atisbarse en singles anteriores y en el EP previo «Blood Harmony» (2019), pero en esta aproximación más larga de 15 temas y 43 minutos se rastrea para empezar un gusto por atmósferas más luminosas o menos melancólicas.

Contribuye en parte su timbre de voz, más convencional pero también más cálido y cercano por su manera de enfocarla, más hacia tonalidades altas que hacia esos graves subterráneos, a menudo lúgubres o ultraterrenales de los que gusta la cantante de «No Time To Die» y abanderada del «gothic pop».