Como si de un Don Quijote moderno se tratase, el actor británico Tom Hardy (Londres, 1977) se vuelve a poner en la piel del periodista Eddie Brock y del supervillano Venom en “Venom: Let there be carnage” («Venom: habrá matanza») la segunda entrega de la saga de Marvel que llega a España este viernes.

La figura de Cervantes y su célebre novela han servido de inspiración a esta cinta del actor y director Andy Serkis y cuenta con una pequeña referencia en el film, ya que, según explica Hardy en una entrevista con Efe, la pareja formada por Quijote y Sancho y la de Eddie y Venom comparten la misma esencia.

“Los dos eran seres muy diferentes. Uno es un realista y otro un fantasioso, pero siguieron yéndose de aventuras juntos porque coexistían el uno con el otro”, relata Hardy.

Venom es un simbionte -un ser de color negro, y textura viscosa que se “hospeda” en seres ajenos- y llegó a la Tierra durante un ataque alienígena, donde, tras ser capturado por unos laboratorios para hacer experimentos, acabó fusionándose con el cuerpo humano del reportero Eddie Brock durante una de sus investigaciones.

De este modo, Venom le proporcionó a Brock superpoderes y habilidades especiales, comenzando así su peculiar y tormentosa relación de amor-odio, que en la primera película ya le costó el amor de su particular Dulcinea: Anne Weying (Michelle Williams).

“Venom: Let there be Carnage” continúa el hilo conductor que se vislumbró durante la escena postcréditos de la primera entrega, donde se presenta el personaje del asesino en serie Cletus Kasady, interpretado por el actor Woody Harrelson, y que toma un papel antagónico en esta segunda parte como “Carnage”.

A juicio de Hardy, el tópico de que segundas partes nunca fueron buenas no se cumple en “Venom: Let there be Carnage”, pues considera que se trata de una película “mejor que la primera” y confía en que los espectadores también piensen lo mismo, tras los “tomatazos” lanzados por la crítica con el debut de “Venom”.