«Esclavitud social”. Así se llama el programa que nos envuelve desde que nacimos, al insistir moldear nuestra palabra e imagen en la expectativa de los demás. Qué sufrido y cansado debe ser el estar todos los días en el intento de satisfacer miradas ajenas. Toda tu vida y su potencial, hecho a la medida de guardianes sociales ignorantes que, por cierto, si observas detenidamente, se encuentran a años luz de realmente verte como eres.

Pero el problema definitivamente no son ellos. Ni su ordinaria moral. Ni sus programas de juicios obsoletos. Ni el alimento energético tan ansiado de lograr etiquetarte como ganado. No. El problema eres tú y la percepción que has creado hacia ti mism@, a través de décadas de forjar tu pensamiento, palabra y acción con base a esclavitudes mentales. La jaula mental es real. Haz el ejercicio hoy mismo y cuantifica la cantidad de veces que te limitas en opiniones, o te cachas juzgándote a través de otros espejos. Dice Alejandro Jodorowsky: “Los pájaros nacidos en jaula creen que volar es una enfermedad.” Así de ridícula puede llegar a ser nuestra sociedad. Cuantas veces prohíbes tu vuelo y su alcance, por hacer caso a pájaros enjaulados que desde ahí te susurran que mejor los acompañes en su terrible miedo a la soledad.

Ahora reflexiona lo siguiente. Tu mamá te percibe de una forma muy diferente a tu papá, tu mejor amigo de otra, tu peor enemigo de una totalmente opuesta, tu perro o gato de otra, tu fan o tu amante, sólo imagínate. Cada quien te está percibiendo de una manera única y, sin embargo, ninguna de estas tiene algo que ver con quien verdaderamente eres pues ¡lo que eres solo lo puedes encontrar tú! Y quién eres es el camino que sólo TÚ estás recorriendo. Nadie, absolutamente nadie, te percibe como tú te percibes a ti mism@, y ahí es donde reside tu verdadero poder.

Saber que tu relación más valiosa eres tú cambia todo en tu existencia. Mutas de la mirada víctima instituida, a los poderosos ojos responsables. Es nuestra más grande virtud conocernos y enriquecer nuestra perspectiva en la mayor cantidad de formas. Con una mirada abierta, nada ni nadie puede encapsularnos.

Por último, recuerda que las personas jamás te verán como tú eres, sino como ellos son. Todo es espejismo.

Abrazo sincero.

Roberto Zatarain Leal

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