Como si la ciudad despertara entre acordes de historia y modernidad, cerca del callejón de los sapos, el Hotel Cartesiano ofreció un desayuno buffet, en su emblemático restaurante Comedor 360. En el tercer piso, bajo un cielo que se fundía con las cúpulas de Puebla, el desayuno fue una invitación al paladar a través de una estadía de sabores y unencuentro inigualable con el arte del buen vivir.
Huéspedes y locales compartieron este oasis elevado, donde cada plato, dispuesto con meticulosa elegancia, parecía contar su propia historia. El aroma del café recién hecho se entrelazaba con el murmullo de conversaciones alegres, mientras las vistas panorámicas del Centro Histórico servían como el telón perfecto para este festín.