Vicky Osorio, camina por el mundo cargada de esa magia de quienes llevan el arte en la piel y lo plasman como una extensión de su ser. Originaria de la ciudad de Tlaxiaco Oaxaca, pero con alma dividida entre su tierra natal y su residencia en Puebla, Vicky ha hecho del arte su forma de comunicación más íntima, y también la más libre.
Desde su trinchera en el Barrio del Artista A.C., donde participa como socia activa, y como directora de la Galería de Arte Ana Sofía en el Centro Histórico de Puebla, ha ido sembrando un universo de emociones. Sus obras, inspiradas en los grandes maestros del arte universal y en su concepto personal de las artes plásticas, hablan de paz, amor y belleza, tres constantes que parecen bordar sus lienzos. Para ella, la creación de cada obra es una conversación en silencio, un momento en el que su alma se encuentra con el mundo, y cada pincelada es un latido que susurra una verdad profunda.
La técnica de Vicky es tan versátil como su inspiración. Entre óleos, acuarelas, pasteles, acrílicos y esculturas, la artista encuentra formas de expresión que trascienden el medio. Su trabajo ha viajado lejos, de Oaxaca a Puebla, de México a Europa, mostrándose en Italia, Colombia e Irlanda, donde el eco de sus sentimientos ha resonado en diversas culturas. Quizás lo más cautivador es la mezcla de texturas y sentimientos que emanan de su obra, una obra que invita al espectador a detenerse y observar la vida con la sensibilidad de quien ve más allá de lo evidente.
Para Vicky, el arte es una herramienta que puede transformar. Su convicción es clara: en tiempos donde la violencia ensombrece al mundo, una obra puede cambiar pensamientos y abrir corazones. Y el éxito, como ella bien lo define, no es cuestión de suerte, sino un camino largo y difícil que solo los perseverantes logran recorrer. Con el respaldo de su familia y la visión siempre abierta, Vicky Osorio sigue adelante, construyendo un legado donde cada trazo cuenta una historia, cada color es un susurro de su Oaxaca querida, y cada obra es un puente hacia la paz que tanto anhela.
Para alcanzar el éxito no es cuestión de suerte es un largo camino y un tanto difícil, pero hay que ser perseverantes en nuestros objetivos