Bob Marley, una «leyenda» tan viva que algunos olvidaron hasta su muerte
La sombra (o la luz) que proyecta Bob Marley sigue siendo tan poderosa y vívida que, en los 40 años transcurridos desde su muerte el 11 de mayo de 1981, ha habido hasta importantes medios que solicitaron entrevista con el icono jamaicano cuando ya llevaba décadas bajo tierra.
La primera prueba de su influjo aparentemente inextinguible tuvo lugar al poco de su fallecimiento. En 1984 se publicó un recopilatorio póstumo, apropiadamente titulado «Legend», que se convirtió (y se mantiene) como el disco de «reggae» más vendido de todos los tiempos, con unos 33 millones de copias despachadas.
A pesar de ello, el disco tiene detractores, críticos que consideran que se hizo una selección de los temas menos punzantes o radicales de la producción de Marley, para convertirlo en una voz de la disiencia política, pero una voz plácida que se despachara comercialmente mejor.
Nacido Robert Nesta Marley (Nine Miles, 1945), de todos es sabido que su muerte a los 36 años se produjo de forma prematura por un cáncer que se extendió por todo su cuerpo y que comenzó en el dedo de un pie. Dejó once hijos reconocidos legalmente, cuatro de ellos con Rita Marley, pero no un testamento.
En tales circunstancias solo un 10% de la herencia le correspondía a su viuda, que en 1992 fue llevada a juicio (y posteriormente absuelta), acusada de haber falsificado la firma de su marido para sustraer ilegalmente más de 20 millones de dólares de los 30 que conformaban el patrimonio.
Durante el juicio, su abogada dijo que su cliente firmó documentos con el nombre del autor de «Redemption Song» porque pensaba que era lo que debía hacer.
La figura de quien predicara una vida sencilla y volcada en los otros no ha dejado de producir dinero en todo este tiempo para sus herederos. Según Forbes, fue la octava celebridad fallecida que más dólares generó en 2020, 20 millones. Por delante solo figuran otros dos músicos: Michael Jackson, el número 1 de la clasificación (48) y Elvis Presley (23).
A esa incesante maquinaria contribuyó no solo su música, sino las ventas de ropa y hasta una «bebida relajante» con sabores como té verde miel. En 2012 se la señaló como culpable de que unos estudiantes de secundaria de Nueva Jersey empezaran a vomitar y entraran en un estado letárgico. «Fue como una zombiefest», declararon los afectados.