Los mexicanos somos conocidos en el mundo por hacer frente a la adversidad con una sonrisa, siendo solidarios, cambiando nuestro lenguaje por uno más incluyente y más comprensivo hacia el llanto de quien padece.
Este 2020 la esperanza de la humanidad está puesta ahí, en el origen de su propia existencia, en la ciencia puesta a prueba, en la fe y la confianza de que el otro está haciendo lo que le toca en este momento de la historia.
Gracias al personal médico, enfermería, trabajo social, alimentación, auxiliares, que, aunque su encomienda no es atender pacientes COVID-19, también se encuentran luchando desde el lugar que les ha tocado vivir este fenómeno para ayudar, dar esperanza y consuelo desde el primero hasta el último suspiro de vida porque si algo es cierto, es que la vida continúa y con ella, todos los retos que nos presenta por el simple hecho de ser humanos.
Gracias también al personal administrativo, compras, limpieza, a todas y todos los que están en el frente de batalla asegurándose de que haya medicamentos, uniformes, áreas de trabajo seguras, información de cada paciente o cada acción relevante. Gracias a quienes realizan un trabajo excepcional, pues saben que en sus manos hay algo importante que hacer por otro ser humano.
Todos cuentan, todos suman en este gran engrane que llamamos vida.
A todos ustedes que forman parte de esta batalla contra un enemigo invisible que aún estamos tratando de entender como humanidad, a ustedes que también están cansados, que doblan turnos, que han decidido aislarse de sus seres queridos para mantenerlos a salvo: ¡Muchas gracias!
Hoy las circunstancias nos recuerdan que somos mutuamente incluyentes, nos necesitamos indistintamente y cuando la batalla llegue a su fin, podremos estar juntos nuevamente. Hay una historia que contar detrás de cada rostro.
Personal de salud, mientras esto termina, sonríe con la mirada, permite que tus actos de buena voluntad nos representen como humanidad y nos hagan estar del lado correcto de la historia.