EO Bretón
Pintor. Escritor. Ilustrador. Actor.
Puebla, Pue. 28 de septiembre de 1982
EO Bretón es conocido a nivel internacional, principalmente por su pintura, la cual está muy conectada con el desarrollo de personajes e historias que llevan su obra al terreno narrativo y actoral. Su pasión por estas creaciones son una inspiración sin fin para su obra de arte visual. Actualmente EO Bretón radica entre Brooklyn y San Andrés Cholula, observando ambas sociedades y recreándolas.
¿Por qué te inclinaste por las artes?
Porque me da salud, felicidad y libertad.
¿Cómo fue evolucionando tu práctica?
A través de muchísimos ensayos con errores y aciertos, fracasos y éxitos, rechazos y aprobaciones de distintas galerías, de críticos, de coleccionistas. Este camino sólo lo he podido atravesar con la aceptación de mí mismo, tal y como soy, imperfecto, en constante cambio, y aceptación del proceso mismo, imperfecto también. La disciplina, la persistencia, la flexibilidad, la inspiración, la confianza en mí mismo, todos estos aspectos manteniéndolos activos y girando en torno al amor propio.
¿En qué te has especializado actualmente?
En desarrollar diversas series (trabajo simultáneamente diversos temas) a través del lenguaje de la pintura, del dibujo, de la escritura gráfica (cuentos y novelas gráficas). Algunas series son producidas en un par de meses, otras en años, cada una tiene su propio tiempo de gestación.
¿Qué te inspira?
El comportamiento humano en sus distintos contextos. Incluso los animales que hago tienen la intención de expresar emociones humanas, o los paisajes “sin humanos” o “vacíos” hablan de la presencia o ausencia de humanos.
¿Cómo es tu proceso creativo?
No necesito enfocarme solamente en pintar para que el proceso creativo avance. Éste se conforma por escribir, leer novelas, cuentos, incluso ensayos, meditar, hacer deporte (practico el tenis), viajar, en este caso voy y vengo mucho entre Nueva York y Puebla, eso me estimula mucho en cuanto al contraste de dinámicas sociales, me gusta estar entre mucha gente y al mismo tiempo apartarme de la gente. Hago apuntes de dibujo, garabatos, y por supuesto pinto. Las series que produzco las ejecuto en una especie de rueda de la fortuna, es decir, me dedico unas dos semanas a pintar oleos sobre tela, luego suspendo porque me saturo y me paso a la acuarela por otro período sobre otro tema, después me vuelco a dibujar con un simple estilógrafo hasta que me canso, y así consecutivamente hasta volver a los óleos, todo de manera cíclica, circular, así es como funciono, como más me divierto, como más produzco.
Cuando se tiene una carrera en ascenso, ¿cómo mantener los pies en la tierra?
Mi materia prima no son mis pinceles, ni siquiera mis manos mismas, son mis emociones, las cuales pueden ser positivas o negativas. Podré recibir aplausos, aprobaciones, ventas, reconocimientos, pero las emociones no solo se manifiestan en el aspecto profesional, sino también en mi intimidad, con la gente de confianza, con mi familia, con mi perro: en ellos me veo reflejado realmente, ante ellos me percibo; y si mi ego anda por las nubes, quiere decir que me he alejado de mi esencia y eso, tarde que temprano se manifiesta emocionalmente. En otras palabras, las emociones me llaman a regresar a la tierra, al aquí y al ahora, con quien realmente soy.
¿Qué significa el ego para ti y cómo se proyecta en el arte?
El ego es una proyección de una identidad que la mente ha producido, basada en lo que ha experimentado. Esta identidad está diseñada para dos cosas: experimentar aquello similar a lo vivido placenteramente, y, por otro lado, evitar experimentar aquello similar a lo vivido dolorosamente. En otras palabras, el ego es una identidad condicionada por su pasado, movida por el miedo y el apego. Lo desconocido le es peligroso porque está fuera de su control. Un artista movido por el ego es alguien que reproduce su pasado (o el de otros), o bien su conocimiento previo (o el de otros), con miedo a lo diferente, a lo desconocido, apegado a lo que sí conoce, a lo que sabe que funciona, que vende, que se aprueba. Un artista movido por el ego es alguien que, teniendo ante sí como modelo a una flor, dibuja lo que recuerda que es una flor, lo que se dice que es una flor, y esos arraigos le impiden desprenderse de los conceptos y abrir los ojos a la esencia de esa flor en particular que, por cierto, no tiene que ver ni siquiera con la palabra “flor”. Una vez contemplando este objeto / modelo sin creencias, comienza a contemplar su belleza única, su forma, colores, composición, estructura, entre otros aspectos únicos propios de su esencia. Lo mismo con la realidad que el artista tiene ante sí, que para recrearla necesita conocer a su ego, identificarlo, notar cuándo y cómo funciona, y saber cuándo servirse de él y cuándo desprenderse de él en todo proceso creativo. No es que el ego sea malo: es un sistema de creencias que a veces son útiles, y otras no.
¿Cuál es debe ser el fin último de un artista?
Una vez que este haya identificado a su ego, es decir, que sepa cuándo se mueve por condicionamientos y cuándo es quien realmente quiere ser, entonces el artista es capaz de diferenciar entre recordar y crear, o dicho de otro modo, el artista diferenciará entre ser quien cree que es y crearse un nuevo ser desconocido para sí mismo ante el espejo diariamente. El segundo es el fin último del artista, y es un fin que en realidad debe llamarse camino, pues crearse a sí mismo es una actividad de descubrimiento constante, que parte del aquí y del ahora, de cada paso que se da, ahí es donde un artista realmente crea, y se re-crea, cuyo motor es el cambio, la gasolina: la contemplación sin arraigos ni creencias.
¿Cuál ha sido tu trabajo o exposición más memorable?
Mi presentación de dibujo en vivo en “El salón”, en DUMBO, Brooklyn, es algo que atesoro con mucho cariño y a la vez me sirve de referente para tenerme confianza ante cualquier escenario, pues logré conectar con mi esencia, con esa libertad absoluta para expresarme sin ataduras. Mientras retrataba al público, les fui platicando sobre mi experiencia en Nueva York, mis miedos y anhelos, y el segundo acto trató acerca de la entrevista abierta a una voluntaria del mismo público, la cual logró abrirse hacia mí y hacia todo el público presente, platicándome también de sus miedos y de sus anhelos, al tiempo en que la retrataba. Fue una exposición redonda en donde todos fuimos partícipes.
¿Cómo puede el arte hacer la diferencia en los seres humanos?
Si bien el arte no es la solución para erradicar problemas sociales como la pobreza, desigualdad, violencia, enfermedades, corrupción, etc., sí es un medio a través del cual se desarrolla la sensibilidad a las emociones, tanto en el que lo produce como en el que lo percibe. Al final el verdadero arte es una expresión profundamente humana cuyo lenguaje es universal, trátese de pintura, escultura, baile, teatro, música, cine; todos ellos son canales por donde se expresan emociones, siempre mediante la belleza (incluyendo lo horrorosamente bello), la armonía, la estética, la proporción (o desproporción intencionada). En otras palabras, el verdadero arte es un “bello” grito humano manifestando su existencia, reproduciendo su realidad y reproduciéndose en su realidad, de manera que producir y percibir arte es reconocer la humanidad en sí mismos y en el otro. Para mí el fin último del arte es acercarnos los unos a los otros.
¿Qué significa “bello” para ti?
Particularmente en el tema del arte, creo que lo “bello” se ha desvirtuado en grandes sectores culturales que producen y consumen el arte. Lo “bello” se ha confundido con lo “cursi” o lo “bonito”. Por otro lado se ha descuidado la verdadera belleza al producir una expresión con intenciones artísticas. Para mí esa verdadera belleza es absolutamente más amplia que los términos de “bonito” o “cursi”. Lo bello, por más subjetivo que parezca, tiene que ver con la armonía, la estética, el equilibrio o el desequilibrio intencionado, la simetría o la asimetría intencionada, la depuración y maestría de una técnica, es decir, no solo es el fondo lo que importa, sino la forma en que se entrega un mensaje. Esta forma debe hacer vibrar los sentidos tanto del que la produce como del que la recibe. Hay muchas formas de decir “te amo”, o de dar un beso, ustedes dirán qué tanto importa la forma para expresar eso que tanto se conoce, sea tierna, seca, directa, melosa, repentina, rápida, lenta, agresiva, suave, es decir, la forma es tan importante como el fin, y la belleza puede manifestarse en cada una de esas distintas formas. El arte debe ser bello, en su más amplio sentido de la palabra.