Dicen que el amor no llega temprano ni tarde, sino justo cuando debe ser. Y así fue para Edgar Arroyo y Yoselyn Báez, quienes después de ocho años de compartir la vida, las risas y los sueños, decidieron dar el paso más importante: unirse bajo la promesa de un amor eterno, con la bendición de Dios como guía de su nuevo viaje.

“Sé que Dios todo lo hace hermoso a su tiempo, no antes ni después. El amor siempre llega cuando tiene que llegar, nunca con prisa”, expresó la pareja, emocionada, durante una celebración que fue testimonio de fe, paciencia y destino. Ocho años de construir una historia que hoy comienza un nuevo capítulo: el del “para siempre”.

Edgar y Yoselyn no solo celebraron una boda, sino el inicio de una travesía sin fecha de regreso, guiada por el amor, la fe y el compromiso de recorrer juntos cada rincón del mundo… pero ahora, como esposos. Porque cuando se ama de verdad, el destino no es un lugar, sino una persona.