La felicidad, dicen, es un arte. Se esculpe con instantes, se pinta con aromas, se construye en la compañía de otros. Y así, en el marco del Día de la Felicidad, el Centro Comercial Angelópolis decidió que la alegría debía celebrarse no solo con sonrisas, sino con un viaje de sabores, texturas y experiencias que quedaran tatuadas en el recuerdo.

La felicidad no se vende, pero sí se puede regalar en forma de experiencias inigualables.