Entre murmullos de tradición y el eco de años de historia, se celebró la comida anual del Mole de Caderas, un evento que más allá de alimentar el cuerpo, nutre el alma. La Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), liderada por Carlos Azomoza, reunió a personalidades del sector político y empresarial, además de entusiastas de la cocina poblana, que se sumergieron en la riqueza de este platillo ancestral.

Carlos Azomoza, apasionado defensor de esta tradición, compartió que este año, la derrama económica estimada alcanzará los 100 millones de pesos. Además, resaltó el esfuerzo de 50 restaurantes que, de la mano de mezcaleros locales y artesanos, ofrecerán este platillo, promoviendo una economía que, como el Mole de Caderas, tiene sus raíces en la comunidad.

Una tradición poblana que une historia y sabor.

La jornada comenzó con el baile de la matanza, un tributo a la tierra y al tiempo, que encierra el secreto de este manjar: el sacrificio caprino, el rito que convierte a cada bocado en una historia viva.