“King Pleasure”, como se titula la muestra, aprovecha los 1.400 metros cuadrados de una sala del barrio de Chelsea para hacer un recorrido por muchos aspectos inéditos de la vida y obra de este innovador, al que le bastaron 27 años -la edad que tenía cuando falleció en 1988 por una sobredosis de heroína– para convertirse en un icono pop.

La productora de la exposición, Ileen Gallagher, señaló que las más de 200 piezas a la vista, la mayoría desconocidas para el público, relatan “una historia muy personal sobre la carrera de Jean-Michel contada por su familia”, algo para lo que los familiares no se sentían preparados hasta ahora.

Su espíritu inquieto queda reflejado en esbozos infantiles en los que hace las veces de “reportero” de su entorno, pero también en el arte urbano de su edad adulta, dominado por sus característicos dibujos de calaveras y coronas coloridas de trazo ancho que contribuyeron a catapultarlo a la élite artística en la década de los 80.

El irreverente Jean-Michel Basquiat falleció hace más de treinta años, pero su impacto cultural y social siguen más vivos que nunca, según reivindica su familia en una gran exposición que abrirá sus puertas en Nueva York y permite asomarse a los recuerdos personales del artista.

Sus hermanas Lisane Basquiat y Jeanine Heriveaux, junto a su madrastra Nora Fitzpatrick gestionan el patrimonio de Basquiat.