En una de las mejores escenas de «Billie Eilish: The World’s a Little Blurry», la cantante está a punto de presentar su nueva música a «los amigos de la discográfica», pero lejos de estar emocionada comenta a su familia: «No quiero conocer a estos raros. ¿Quiénes son?».

El documental que Apple TV+ estrena hoy sigue a la artista en su meteórico ascenso al estrellato, desde su habitación en los suburbios de Los Ángeles (EE.UU.) al escenario de los Grammy, al tiempo que muestra las dudas y las ilusiones de una adolescente nacida después del año 2000 que se ha convertido en un icono para su generación.

La reunión en una sala, con un grupo de empresarios de mediana edad, es una perfecta metáfora de la brecha generacional: Eilish sabe que sus canciones funcionan, conecta directamente con su público por redes sociales, pero necesita el apoyo de la «vieja» industria -radios y discográficas- para que lleguen más lejos.

«Billie es una visionaria, tiene un control completo de su trabajo, a nivel visual musical y estilístico», asegura en una conversación con Efe el director del documental R.J. Cutler.

Desde que la familia invitó a Cutler a su casa en 2018, cuando Eilish apuntaba maneras de gran estrella, el cineasta ha pasado dos años documentando la vida de la joven. También rebuscó en el archivo familiar de fotografías y vídeos caseros con el fin de retratar una de las personalidades más particulares del pop.

«Grabamos como 100 horas a las que hay que sumar otras 100 que llegaron de los teléfonos de Billie y de vídeos familiares», recuerda el director.