Joaquin Phoenix escuchó su nombre en los últimos Óscar y subió con rostro serio al escenario. Con la estatuilla por «Joker» (2019) en la mano, el actor dio un intenso discurso sobre justicia social, pero justo al final se quebró y casi rompió a llorar al hablar de su hermano River Phoenix.
«Cuando tenía 17 años, mi hermano escribió esta letra: ‘Corre hacia el rescate con amor y la paz te seguirá’. Gracias», dijo antes de despedirse apresuradamente del público del Dolby Theatre.
En su momento de mayor gloria, Joaquin Phoenix se acordó, sin embargo, de la noche más triste de su vida: la del 31 de octubre de 1993, en la que vio cómo su hermano moría por una sobredosis en Los Ángeles (EE.UU.).
River Phoenix tenía solo 23 años cuando falleció y mañana habría cumplido medio siglo de vida, pero el nombre de este intérprete llamado a marcar una época en Hollywood quedó ligado desgraciadamente al de otros sueños truncados del cine como James Dean o Heath Ledger.
River y Joaquin crecieron de niños viajando por toda América Latina, ya que sus padres pertenecían a la secta Children of God.
Ya instalados en California (EE.UU.), River probó suerte en la televisión en los años 80 y debutó en la gran pantalla con «Explorers» (1985), pero el gran impulso a su carrera llegó con la generacional y muy recordada «Stand by Me» (1986).
Este clásico de los años 80, que dirigió Rob Reiner a partir de una novela de Stephen King, puso los focos de la industria sobre un actor que era solo un adolescente pero que apuntaba alto.
Su currículum empezó a aumentar rápidamente. Ese mismo año estrenó «The Mosquito Coast» bajo las órdenes Peter Weir y con Harrison Ford como estrella.
Los caminos de Phoenix y Ford se cruzaron de nuevo en la ficción aunque en tiempos diferentes: River interpretó a un jovencísimo pero ya temerario Indiana Jones en el «flashback» inicial de «Indiana Jones and the Last Crusade» (1989).
Y sin ni siquiera haber cumplido veinte años, Phoenix cosechó numerosos aplausos por su trabajo en «Running on Empty» (1988) de Sidney Lumet, que le llevó a ser candidato al Óscar al mejor actor de reparto.
La confirmación definitiva de este joven con aire rebelde llegó con «My Own Private Idaho» (1991) de Gus Van Sant y con Keanu Reeves como compañero, donde su interpretación de un joven que se prostituía en Portland (EE.UU.) le dio la Copa Volpi al mejor actor en la Mostra de Venecia.
«Fue la primera película que hizo fuera del sistema de Hollywood que lo había encumbrado pero que le hacía cada vez más infeliz», contó Van Sant en 2018 en un acto en Madrid.
«En nuestra película tenía libertad y eso le entusiasmaba», añadió.