Gloria Estefan no pensaba dejar pasar 7 años para su siguiente disco, «Brasil 305», pero la muerte de su madre le cerró la garganta largo tiempo. Recuperada, la artista vuelve con un álbum en el que se ve alentada por su espíritu y el de todas las brasileñas que contribuyeron a alumbrar su música.

«La samba es algo más que mujeres medio en cueros y con plumas en un carnaval. Tiene repercusiones socioculturales y políticas», reivindica la artista en una charla con Efe en la que recuerda que, aunque las féminas fueran apartadas paulatinamente de la fiesta, las precursoras del estilo fueron las «baianas» (o bahianas) que improvisaban canciones mientras lavaban la ropa.

El proceso de acercamiento de Estefan a las melodías de ese país empezó en su niñez, con la extensa colección de discos paternos en los que igual descubrió a Olga Guillot que a Celia Cruz, que la música brasilera de los años 50 o 60.

La relación se perpetuó cuando en los 70 entró a formar parte de la Miami Sound Machine e introdujo algunos de sus clásicos en el repertorio, de lo que quedó como reflejo un disco titulado «Río» (1982).

«Me parece difícil que haya un músico que no admire esa música, porque es muy síncope y compleja, pero a la vez sensual», resalta la cubana, que en su aproximación a estos estilos se entrevistó por ejemplo con descendientes de las mujeres que incursionaron en la samba, como Elis Regina.

Cuanto más investigaba, más enamorada. «La samba era de las calles. Trataron de callar a los esclavos haciendo ilegales los instrumentos que utilizaban para que no se pudieran comunicar y así nació la samba de mesa como reuniones secretas».

El presidente de Sony Music para la región latina, Afo Verde, que sabía de su pasión por el país del carnaval, le sugirió grabar temas históricos de su carrera «como si hubiesen nacido en Brasil», para dar continuidad a su último trabajo hasta la fecha, «The Standards» (2013).

«No iban a ser 7 años. La música ya estaba grabada en 2016, pero cuando iba a entrar a grabar la voz, mi madre se enfermó y falleció. No pude cantar hasta finales de 2018, porque estaba destrozada y no quería plasmarlo. Esa energía se queda en el disco, por ello no permito que en mis grabaciones haya discusiones. Para nosotros esto no es un trabajo, sino una labor de amor», explica.

Fue un tiempo en el que Estefan no estuvo parada, ocupada por ejemplo con el traslado a Europa del musical biográfico de su vida «On Your Feet». «Y cuando volví al estudio, sentía a mi madre muy cerca de mí. Volví con una alegría nueva, cantando temas que hacía 30 años que interpretaba pero desde una experiencia nueva y lo disfruté mucho», rememora.

Más allá de cuatro cortes inéditos, como el sencillo «Cuando hay amor», este «Brasil 305» (Sony Music) incluye sorpresas como la versión en español de «Here we are» (retitulado «Tú y yo», «que me gusta más, porque es más sensual», apunta) y otros que la gente ha «adorado», como «Mi tierra», «con un arreglo espectacular».

«De hecho, creo que este disco tiene una energía similar a la de ‘Mi tierra’, pero con el sentir brasileño. Es como ver a un viejo amigo con ropas nuevas, un poco de carnaval», apunta la artista, que siempre ha evitado seguir modas.