A punto de declararse la pandemia de coronavirus, el cantante de origen uruguayo Jorge Drexler celebró uno de los primeros conciertos telemáticos del confinamiento mundial para luego refugiarse en «el silencio» de su hogar. Mañana, el artista cierra el círculo y vuelve a subirse a un escenario con otro concierto gratuito.

«Venía de 10 años de trabajo agotador, viajando todo el tiempo. Pasar una semana en casa era algo excepcional, así que estos meses quería entregarme a esa realidad. Pero además, al principio, la mezcla de aislamiento y de enfermedad me dejó en un estado de ánimo sin ganas de comunicarme», cuenta a Efe, tras revelar que él y su pareja, la actriz española Leonor Watling, pasaron la COVID-19 de una manera leve.

Drexler (Montevideo, 1964) explica así los casi cuatro meses que, con la excepción del lanzamiento del tema «Codo con codo», estuvo desaparecido de la vida pública, algo raro teniendo en cuanta que él fue el pionero de un tipo de directo vía «streaming» que se convirtió en la norma durante el encierro preventivo.

«Hicimos los conciertos en Colombia, pero al llegar a Costa Rica el ambiente estaba raro. El 9 de marzo, al leer periódicos españoles, nos dimos cuenta que eso iba a pasar también allí. Así que a mediodía, con el teatro montado, decidimos suspenderlo con todo el dolor de nuestra alma sin tener obligación alguna. Me dio miedo que alguien se contagiara por un concierto mío», rememora.

El autor de la oscarizada «Al otro lado del río» propuso entonces convertir «un acontecimiento triste como una cancelación en un evento artístico» y retransmitir ante las butacas vacías del Teatro Melico Salazar de San José el ya memorable directo que fue seguido por más de 10.000 personas desde sus casas.

«Tuvo características muy peculiares, que son las que vamos a buscar este domingo, porque los directos de este confinamiento en general han sido informales, muy domésticos. La comunicación estaba priorizada, pero la belleza era la gran ausente», afirma.

Y, sobre todo, «con un enorme énfasis en el cuidado de los detalles artísticos», desde un plató con un importante equipo de luces y sonidos como el de la gira y un equipo de realización de vídeo con 6 cámaras.

A la pregunta de si este tipo de experiencias volvieron a difundir la idea de que la cultura es gratis, Drexler considera que «había que mantener esa llama encendida».

«Tenemos una profesión con la maravillosa cruz de amar nuestro trabajo, y por ello a menudo cogemos la guitarra sin cobrar, ya sea para eventos solidarios, amigos… Era evidente que un músico que está solo y aislado, y que sabe que su público también lo está, iba a intentar comunicarse con ellos», argumenta.

Para este evento único Drexler diseñó un repertorio especial, con una lista de canciones cerrada y un espacio abierto para los gustos del público, que bien podrían inclinarse por sus temas más antiguos (que se remontan al disco «La luz que sabe robar», de 1992) o por el más reciente y premiado con tres Latin Grammys, «Salvavidas de hielo» (2018).

Lo que tiene claro es que después de este evento especial, producido por Son Estrella Galicia, su cabeza no estará para más conciertos: «Ahora mismo me toca hacer un disco y no una gira», confirma.

Comenzó a trabajar en ese nuevo álbum de estudio desde una perspectiva diferente a como venía haciendo, esto es, incorporando otras miradas a su proceso compositivo, en estos primeros días de andadura con los ojos y oídos de la estrella de la música urbana C. Tangana.

«No sabemos qué vamos a hacer con el material generado, pero tengo muchas ganas de que las canciones surjan desde otro lugar. Me gusta mucho cambiar y tengo ganas de escribir a través de otros ojos», señala Drexler, antes de pedir cerrar la entrevista con un reconocimiento «orgulloso» a la gestión de la pandemia que ha hecho su país, Uruguay.