El éxito entre deportistas y entrenadores se mide, por lo general, en números. Sin embargo, esa es una forma muy limitada de englobar el impacto que tuvo Don Shula en el fútbol americano profesional.
Los números, desde luego, son sorprendentes y no se pueden ni deben de ignorar esos números. Deben ser recordados, e incluso Shula lo mencionó en más de una ocasión cuando se le preguntó sobre su legado. Pero Shula, quien falleció a los 90 años, era mucho más que cifras.
Iniciemos con su capacidad de adaptación. Un back defensivo durante siete temporadas en la NFL con tres equipos distintos, Shula se enfocó en ese lado del balón mientras ascendía rápidamente como coach asistente y posteriormente como entrenador en jefe.
Sus Dolphins ganaron dos Super Bowls basándose en un potente ataque terrestre y una defensiva sin grandes nombres que ejecutaba sus esquemas a la perfección.
“Ganábamos el volado, manteníamos el balón siete u ocho minutos, conseguíamos un touchdown, los obligábamos a despejar luego de tres jugadas, manteníamos el balón otros siete u ocho minutos, anotábamos un touchdown y estábamos al frente 14-0 a punto de finalizar la primera mitad”, decía Shula con una gran sonrisa.
Aun así, en 1983 cuando Dan Marino de alguna manera seguía disponible con el 27mo turno de la primera ronda del draft, Shula se abalanzó sobre él. Y entonces transformó su ofensiva para estar a la altura de las capacidades y la astucia de Marino.
“Hay dos formas de ver el tener la oportunidad de entrenar a un gran quarterback”, dijo alguna vez Shula — y sin duda sabía de lo que hablaba, al haber trabajado con Johnny Unitas, Bob Griese y Marino, todos miembros del Salón de la Fama. “Una de ella es forzarlo a encajar en lo que el equipo siempre ha hecho y permitirle ser el líder, que fue la forma en la que encajó Bob y se convirtió en un gran quarterback. La otra es adaptar al equipo al estilo de lo que tu quarterback hace mejor, y así fue con Dan”.
Griese estuvo en los controles en los dos campeonatos de Super Bowl de Shula, y lanzó un total de apenas 18 pases en esos dos triunfos, dedicándose en lugar de eso a administrar el plan de juego terrestre y defensiva que ideó Shula.
Marino sólo llegó a un Super Bowl — y la incapacidad de Shula por proporcionarle un reparto de campeonato a su quarterback fue siempre uno de sus mayores pesares. Pero en su mejor época, Marino y el ataque aéreo de Miami eran la ofensiva más temida de la NFL. Eso es capacidad de adaptación.
Shula no fue el primer entrenador en reconocer la importancia de los equipos especiales, pero fue de los pioneros en ese aspecto. Fue tal su prioridad que le dio muchísimas libertades a Mike Westhoff — considerado por algunos como el Don Shula de los coordinadores de equipos especiales.
Miami se encontraba regularmente entre los mejores equipos de la NFL en cuanto a sus patadas.
“Don Shula fue el coach más minucioso con el que se podía trabajar”, declaró Westhoff.
Shula también era un promotor del juego limpio y una voz influyente en el poderoso comité de competencia de la NFL. Alguna vez declaró firmemente que tenía “una regla sobre las reglas. Obedecerlas”.
Cuando los Patriots fueron sorprendidos espiando a sus rivales en 2007, Shula criticó abiertamente al equipo de entrenadores de Nueva Inglaterra. Coincidentemente, fueron esos Patriots los que estuvieron a punto de igualar el récord de Shula de completar una temporada perfecta, antes de perder el Super Bowl.
De hecho, el efecto de Shula en ese aspecto fue parte del tributo del comisionado Roger Goodell el lunes.
“Don Shula siempre será recordado como uno de los entrenadores y contribuyentes más grandes en la historia de nuestro deporte”, dijo Goodell. “Tuvo un impacto positivo extraordinario en tantas vidas. El coach con más triunfos en la historia de la NFL y el único en llevar a un equipo a una temporada perfecta, el coach Shula vivió una vida sin igual dentro del fútbol americano. Como jugador, entrenador miembro del Salón de la Fama, y miembro veterano y copresidente del comité de competencia, fue un maestro y mentor sobresaliente que durante décadas inspiró excelencia y ejemplificó lo que es la integridad”.
Shula fue confidente de los dos predecesores de Goodell, Pete Rozelle y Paul Tagliabue, ambos dentro del Salón de la Fama junto a Shula. Solían recurrir a Shula como asesor en aspectos fundamentales del deporte. No existe una “Ley Don Shula”, pero fue sumamente influyente en la creación de muchas reglas.
«“Don Shula representó los estándares más altos de excelencia bajo prácticamente cualquier parámetro”, dijo Tagliabue. “Sus contribuciones a la NFL y al juego del fútbol americano se extienden mucho más allá de su récord histórico de triunfos. Don también fue un ganador en cuestiones de integridad, honestidad y clase. La NFL tiene una enorme deuda con él por su tremenda lealtad y labor a nombre de la liga y de los aficionados al fútbol americano en todo el país”.
— La mayor cantidad de victorias para un entrenador a lo largo de su carrera con 347, incluyendo postemporada y Super Bowls.
— Dos temporadas con marca perdedora en 33 años en la NFL.
— Al menos 10 triunfos en 21 de esas campañas.
— Un récord con cuatro premios al Coach del Año.
— Y, desde luego, un registro de 17-0 en 1972 con un equipo que, en cuestión de talento, probablemente no esté a la altura de la gran Cortina de Acero o de los equipos de los 49ers que nunca se acercaron a esa marca.