“Los caballos son coterapeutas, no son una herramienta, son tu compañero
para asistir al paciente”

¿CÓMO ES QUE DECIDES SER EQUINOTERAPEUTA?

Los caballos me han encantado desde pequeña, de hecho, tengo familia de charros de toda la vida, pero de niña mis papás no me dejaban montar, hasta que estando en la universidad vi el taller de Equitación y me inscribí. Siempre he leído mucho sobre los caballos y conocí cómo pueden ayudar a las personas, tanto
adultos como niños, personas discapacitadas físicamente, emocional o incluso psicológicamente. Se me hizo muy interesante, así que decido certificarme como Equinoterapeuta.

¿CÓMO AYUDA A LAS PERSONAS ESTE TRATAMIENTO ALTERNATIVO?

Es una terapia complementaria, no sustituye otras terapias y se han registrado muy buenos resultados con los pacientes. Esta terapia abarca a pacientes con parálisis cerebral, síndrome de Down, todo el espectro autista y actualmente también se está descubriendo la Equinoterapia para personas que fueron adictas, ya sea a drogas, cigarro o alcohol. También a personas con mucho estrés, ansiedad y, en general, a quienes quieran mejorar su equilibrio, concentración, atención o motricidad. Incluso tengo en el centro a niños sanos que van porque
los papás quieren simplemente un acercamiento con el animal, con la naturaleza de una forma controlada y como son juegos, lúdicos y de movimiento con las extremidades, para el niño de alguna manera deja de ser un espacio de tipo consultorio y se vuelve un ambiente natural.

¿CÓMO SE DA LA RELACIÓN PACIENTE-CABALLO?

Es increíble como un animal tan grande es tan noble y perceptivo. Genera muchas emociones en el ser humano, los pacientes generan un vínculo con el caballo y viceversa, se vuelven un binomio, el caballo siempre sabe a quien trae arriba de su lomo y con qué características, por eso es tanta la ayuda, incluso para socializar. Por ejemplo, tengo una niña con mutismo selectivo que no habla con nadie, más que con los papás, sin embargo, al caballo sí le habla, ya logramos que rompa ese mutismo.

¿CUÁNTO SE PUEDE EXTENDER UNA EQUINOTERAPIA?

No hay un tiempo específico, los resultados dependen del paciente. Muchas veces a partir del mes logramos un cambio significativo, pero hay pacientes que tal vez después de un año empiezan a mostrar cambios.
Despende de cuál es el trastorno que tiene el paciente y de qué otras terapias tome, por ejemplo. Aquí lo importante es que siempre, en cualquier centro de Equinoterapia, hay que tener un equipo multidisciplinario, es decir, debe haber Equinoterapeutas y Psicólogos, y se debe llevar un registro de ejercicios, porque cada uno tiene un fin. Entonces de la mano del Psicólogo, el Equinoterapeuta va viendo los avances y cambios en los pacientes.

¿CÓMO HA ENRIQUECIDO TU VIDA ESTA LABOR?

A veces los niños que me llegan son como si no lo fueran, es decir, llegan muy tensos, muy tiesos, a lo mejor me llega un niño con un déficit de atención y todo en su vida es un no, no hagas, no digas… y eso tiene muchas consecuencias. Pero al ir avanzando con la Equinoterapia vas viendo cambios, es como un despertar de ese niño que, literal, se va volviendo niño, empieza a sonreír, a ser menos resistente a los ejercicios, a hacerlos con gusto. Lo ves esperar el día de la terapia, abrazarte. Realmente lo vez saliendo grande de cada terapia y eso es muy gratificante, me enriquece mucho también la retroalimentación de los papás, porque ellos están siempre en contacto con las educadoras y psicólogos u otro especialista y el hecho de que lleguen y te diga que ven cambios, por ejemplo, en la escuela, no lo pagas con nada.

Yo soy mamá de dos pequeños, uno de seis y otra de tres años y como mamá también me enriquece, porque voy tratando de aplicar ciertas cosas con ellos y viendo como a veces en el afán de que sean de cierta forma o que no sean de cierta forma, los vamos limitando. Ser Equinoterapeuta es para mí un aprendizaje impresionante como persona, como mamá. De por si nunca terminas de aprender con los hijos, entonces imagínate cómo cada paciente me da un aprendizaje cada día.

La Equinoterapia se basa en tres cosas esenciales del caballo: Marcha tridimensional, calor corporal e impulsos por minuto

1. MARCHA TRIDIMENSIONAL

La marcha del caballo es fisiológicamente muy parecida a la marca del ser humano. Cuando se sube a un niño, por ejemplo, con parálisis cerebral, que no puede caminar y que posiblemente tiene otras terapias como fisioterapia y del lenguaje, registra automáticamente en su cerebro el movimiento del caballo como propio. Sus dos hemisferios empiezan a trabajar como si él mismo estuviera caminando aunque no lo esté haciendo. O con una persona que está paralizada sólo de un lado y que no tiene daño en la medula espinal, con la marcha tridimensional se pueden hacer nuevas conexiones neuronales que permitan restablecer el caminar.

2. CALOR CORPORAL

La temperatura del caballo normalmente está entre 38 y 39 grados centígrados, que es más que la temperatura del humano, en reposo. Si se pone a caminar sube la temperatura en el equino, como pasa también con el humano, pero el calor del animal puede utilizarse como sustituto del calor materno y ese movimiento del caballo, a veces con pacientes rígidos se logra mejorar su calidad de vida, ya que sin movimiento, suelen tener dolor y en el tiempo de terapia se logran distender los músculos dando alivio.

En general el calor corporal hace que del cinturón pélvico hacia abajo los músculos se relajen, entonces se logran estimular el sistema nervioso, muscular, óseo y periférico central.

3. IMPULSOS POR MINUTO

El caballo en una marcha normal genera en el paciente entre 90 y 110 impulsos por minuto, que van desde el cinturón pélvico al cerebro y es lo que ayuda a generar nuevas conexiones neuronales o nuevas sinapsis. Es por eso que un niño con parálisis cerebral, una persona con hemiplejía, o una persona sin control de esfínteres, por mencionar algunos casos, puede lograr grandes avances.