La última vez, el documentalista Morgan Spurlock se pasó un mes ingiriendo sólo comida rápida. Esta vez, es él quien reparte las fritangas.
Spurlock pasó de ser un ávido consumidor de Big Macs en «Super Size Me» (“Súper engórdame”) a servir sus propios sándwiches de pollo en «Super Size Me 2: Holy Chicken!», una mirada seria a una industria que procesa anualmente 9.000 millones de animales en Estados Unidos.
Creo que la intención es brindarles una perspectiva diferente del mundo de la comida rápida — el mundo de los productos básicos de la comida rápida — desde un punto de vista mucho más corporativo», dijo Spurlock.
Los espectadores pueden ver al cineasta viajar a Alabama para aprender sobre la cría de pollos y seguir todo el proceso hasta que él mismo abra su propio restaurante de pollo en Ohio, la capital de las pruebas de mercado de la nación.
Han pasado 15 años desde que comió sólo en McDonald’s por un mes para ilustrar los peligros de una dieta de comida chatarra. Desde entonces, ha visto una explosión de restaurantes que resaltan el uso de productos frescos, métodos artesanales, bondades de la granja a la mesa e ingredientes obtenidos de manera ética. Pero a nivel nutricional, las cosas no han cambiado mucho.
Ha habido un enorme giro y la gente me pregunta, ‘Entonces, ¿se ha vuelto más sana la comida?’ Y les digo, ‘Bueno, el marketing de serguro'», dijo.