Han pasado 15 años desde que el mexicano Guillermo del Toro llevó al cine la primera aventura del personaje creado por Mike Mignola, Hellboy. En 2008, entregó una secuela superior, pero poco valorada, y con una taquilla bastante pobre, lo cual dejó la posibilidad de una secuela por Del Toro casi enterrada.
Y así fue, sin Del Toro, Ron Perlman confirmó que no reinterpretaría al personaje, por lo que los derechos del personaje cambiaron de dueño y se reinventó al mismo en una nueva cinta que llega este fin de semana a salas de cine, dirigida por Neil Marshall (El descenso) y protagonizada por David Harbour (Stranger Things) junto a Milla Jovovich (Resident Evil).
Con un recuento de su origen, esta nueva adaptación de las novelas gráficas creadas por Mignola lleva a Hellboy a enfrentar ahora a la amenaza que representa Nimue, una bruja de tiempos ancestrales que busca gobernar a la humanidad con sus sangrientos métodos.
Nuestro infernal antihéroe se unirá a dos nuevos colaboradores, una vidente (Sasha Lane, American Honey) y un agente de fuerzas especiales (Daniel Dae Kim, Lost), liderados por el mentor de nuestro protagonista (Ian McShane) para vencer a esta amenaza.
Alejada del estilo narrativo y visual de las dos cinta de Del Toro, este reboot se recarga tal vez en el que sea su único acierto, y ese es la elección de Harbour como Hellboy, quién con un estilo más fresco que el de Perlman y más soez y divertido, salvan la mayoría de las secuencias al denotar lo que la película no hace: no tomarse en serio esta nueva adaptación.
Si bien el guion, escrito a cuatro manos, con Mignola incluido, todo sucede de forma gratuita, los personajes van y vienen sin complicaciones como si viajaran «por mapa» y resuelven los conflictos de forma rápida y sencilla; despreocupada. Esto le quita a la cinta su sentido de conflicto y tensión dramática.
Además, los efectos visuales lucen no solo hechos al vapor, sino poco orgánicos con la atmósfera de la cinta; su intención de ser sangrienta queda en la promesa, visualmente luce forzado, recordando un poco a este gore artificioso de la adaptación de la novela gráfica de «300» por Zack Snyder.
Lamentablemente esta nueva adaptación, sin la visión de Del Toro, se convierte en un «churro» de proporciones desmedidas, sin rumbo y olvidable, pero eso si, las risas no faltan gracias al estilo que da Harbour al icónico personaje.
Hellboy es una película para adultos que seguro le quitará mucho mérito en taquilla y que posiblemente se quede en el intento de entregar una secuela como lo prometen sus dos escenas post-créditos.