Kim Kardashian  tiene una nueva misión y es salvar a Kevin Cooper, un convicto de la cárcel estatal de San Quintín, California que reclama su inocencia.

Diez días después de que el presidente Donald Trump conmutó la sentencia de Alice Marie Johnson debido a las gestiones de cabildeo de la ‘influencer’,  Kim  le pidió al gobernador de California, Edmund ‘Jerry’ Brown, para que ordene realizar las pruebas de ADN que solicita del hombre convicto de cuatro asesinatos.

La empresaria publicó una columna y un reportaje del diario The New York Times, que plantean que el único sobreviviente de la tragedia identificó a los atacantes como tres hombres blancos, pero un joven negro terminó preso.

El 5 de junio de 1983, Bill Hughes arribó a una casa en opulento vecindario Chino Hill, California a recoger a su hijo Christopher de 11 años, quien había pasado la noche en casa de su amigo. En el interior de la residencia yacían los cuerpos de Douglas y Peggy Ryen, la hija de la pareja Jessica, de 10 años, y su hijo. Habían sido atacados con un hacha, cortados con un cuchillo y apuñalados con un picahielos. Solo sobrevivió Josh Ryen, de 8 años, a quien los atacantes le habían cortado la garganta.

Desde el inicio, la Oficina del Alguacil de San Bernandino identificó a Cooper como el atacante, pese a que la evidencia, se encontraron cabellos rubios y marrones en las cuatro víctima, además de que el único  sobreviviente inculpaba a un grupo de tres hombres blancos, según el diario. Un convicto por varios casos de robo, Cooper admitió que dos días antes del crimen se escondía en una casacontigua a la escena del crimen, pero que el 5 de junio ya se encontraba en Tijuana.