Edad: 31 años
Hijos: Isabella, 6años / Sofía, 4 años
¿Qué sentiste cuando te enteraste que estabas embarazada?
Sentí muchas cosas al mismo tiempo: emoción, miedo, nervios, ilusión, de todo. Me vino a la mente toda clase de preguntas: “¿cómo será mi bebé?, ¿a quién se parecerá más?, ¿qué nombre le pondré?, ¿será niña o niño? Pero, lo más importante fue saber que dentro de mí ya estaba una vida creciendo, que ya no sólo era yo, sino también mi bebé.
¿Cómo cambio tu modo de ver la vida desde que te convertiste en madre?
Mi vida cambió al 100%. Cuando te conviertes en mamá, tienes que pensar cada movimiento, cada palabra, cada sensación, pues todo nuestro ser se convierte en el ejemplo de otro ser pequeñito, nos convertimos en su mundo. Todo lo que sentimos, el bebé lo percibe; por eso, cuando te conviertes en una verdadera madre, debes ser fuerte cuando más débil te sientes, dar una sonrisa, aunque estés triste… Te vuelves enfermera, psicóloga, maestra, cocinera… Pero, lo más importante, es que somos su ejemplo. Ellos observan todo lo que hacemos. Si tú estás bien, ellos lo estarán. Por eso, mi modo de vida, desde que soy madre, es aprender junto a ellos, porque nadie nace sabiendo ser madre. Solo hay que saber observar y escuchar lo que con sus acciones nos están pidiendo.
¿Cómo asumes la responsabilidad de educar a un niño?
La asumí desde su primer día en este mundo. No es tarea fácil. Ellos llegan en cero y nosotros tenemos que ir haciendo que se adapten al medio. Desde que nacieron mis hijas, puse horarios para dormir la siesta, comer o bañarlas. Es importante crear hábitos, porque así será más fácil conforme van creciendo. Lo importante en la educación de los bebés y niños pequeños, es ser constantes. Cuando son un poco más grandes, entre 2 y 6 años, es primordial no ceder ante berrinches o mal comportamiento. Si pones un límite, no te eches para atrás; de lo contario, el niño se confunde y empieza a querer controlarte. Aunque sean pequeños, son muy inteligentes y saben cómo manejar la situación a su favor.
¿Cuál ha sido el mejor consejo de maternidad que has recibido?
“¡Duerme mientras puedas!”
¿Qué mundo quieres para tus hijas?
Quiero un mundo en donde puedan crecer de manera sana, en donde lo más importante no sean las redes sociales, que su vida no se base en «likes». Me encantaría un mundo feliz, sin guerra, sin asesinatos, donde puedan salir a la calle sin que corran peligro, que estén rodeadas de gente buena … Sin embargo, lo más real que puedo pedir es que, estén donde estén, vivan donde vivan, sean siempre felices con lo que hagan. Su mundo lo crean ellas día a día. Quiero que, con las bases que como padres les hemos dado, tomen lo mejor y se realicen de la manera más sana y que creen un mundo para ellas lleno de felicidad.
¿Cómo distribuyes el tiempo entre tu vida personal y las actividades cotidianas?
Al principio me costó un poco de trabajo, sobre todo porque son tan pequeños. Sin embargo, un hijo no es sinónimo de cárcel o de decirle adiós a tu vida personal y social. Obviamente, ya no es lo mismo, pero a todo nos adaptamos, siempre y cuando estés consciente que sí se puede tener vida personal. Muchas mamás tienen la creencia de que en el momento ya no deben salir, es más, ni le hacen caso a su esposo. Lo peor es que se abandonan como mujeres y esto genera depresión y muchos problemas más. Tampoco estoy diciendo que descuiden a los hijos y los abandonen con tal de salir todos los días. Se trata de encontrar un equilibrio. Lo más saludable es que sigamos desarrollándonos en todos los aspectos. Nuestra vida no se detiene por ser madres, al contrario. Tenemos que tomarlo como impulso para ser mejores por nosotras y para darles a nuestros hijos un excelente ejemplo.
¿Qué sacrificios has tenido que hacer en tu vida? ¿Cuáles han sido tus recompensas?
Sacrificio suena muy drástico. Más bien, he tenido que posponer cosas que me gustaría hacer, ya que todo tiene su tiempo perfecto de ser, ni antes ni después. Probablemente, lo que más trabajo me costó, fue adaptarme a dormir poco, cuando no duermen bien mis hijas o se enferman. O querer salir de viaje o ir a alguna cena o fiesta y no poder porque se enfermó alguna de mis hijas o no hay quien se pueda quedar a cuidarlas… A pesar de ello, la recompensa es enorme. Cuando veo a mis hijas sanas, felices; cuando me abrazan y dicen que soy la mejor mamá del mundo, que me aman hasta las estrellas, pienso que vale la pena cada desvelo o viaje o fiesta perdidos. Aunque, en realidad, no se pierden. Simplemente no era su momento. Te prometo que vendrán más y los disfrutarás de otra manera, pero con la misma intensidad.
¿Qué opinión tienes de las mamas que deciden trabajar y atender a sus hijos al mismo tiempo?
Yo las admiro totalmente. Si el ser madre ya es un trabajo que exige muchísimo, trabajar aparte es doblemente más admirable. Siento que el éxito está en el equilibrio de dar tiempo de calidad, no de cantidad. Conozco muchas mamás que trabajan y me platican la satisfacción que sienten al poder hacer las dos labores. No obstante, todo tiene pros y contras. muchas veces los hijos juzgan duro a las madres que trabajan por no poder ir a un festival o evento del colegio y puede provocar sentimientos de culpa en las madres y tristeza en los hijos. Por eso, hay que encontrar un punto medio.
FOTOGRAFÍA: AS Foto
LOCACIÓN: Hotel Grand Fiesta Americana
MAQUILLAJE Y PEINADO: Isa Cobos