Un huracán llamado coronavirus ha arrasado los cines en 2020. Cerrados durante meses y sin estrenos potentes de Hollywood que ofrecer, esta terrible crisis para las salas plantea además sombríos interrogantes para el futuro: ¿podrá recuperarse la gran pantalla cuando la pandemia haya pasado?
Junto a la lucha por la supervivencia que ha afrontado toda la industria del entretenimiento, a la exhibición del cine se le ha unido el dilema existencial de un modelo ya en entredicho por el «streaming».
Casi nadie duda de que, cuando el coronavirus quede en el olvido, la gente volverá a conciertos y festivales de música.
Pero, ¿regresará a los cines en masa si ya se ha acostumbrado a un modelo de estrenos en plataformas digitales y de lanzamientos pensados para la comodidad del hogar?
LAS CIFRAS DEL HUNDIMIENTO
Si hace un año alguien hubiera dicho que una película china sería la cinta más taquillera de 2020 en todo el mundo, le habrían tomado como un loco.
Pero así ha sido: «The Eight Hundred», del realizador chino Hu Guan, lidera este año la lista de éxitos (a falta de una palabra mejor) con 461 millones de dólares de recaudación, unos ingresos con los que no habría entrado ni siquiera en el top 15 del año anterior.
Algo parecido se puede decir de Estados Unidos y Canadá, donde «Bad Boys for Life», que por fortuna se estrenó antes de que se extendiera la pandemia, es el título más taquillero de 2020 con 206 millones.
Más que odiosas, las comparaciones con 2019 son casi groseras.
«Avengers: Endgame», que se convirtió en la cinta con más recaudación de la historia (sin contar la inflación), encabezó el año anterior la lista de taquillazos con 2.798 millones (858 de ellos solo en EE.UU. y Canadá).
Ese fenómeno de Marvel recaudó por sí sola más dinero que las diez películas más taquilleras de este año juntas, en torno a 2.645 millones de dólares.
A falta de que cada país, con su respuesta particular a la pandemia, cierre un año para el olvido, The Hollywood Reporter estima que la taquilla en EE.UU. y Canadá -mercado «doméstico«, en la jerga del sector- registrará su peor dato en cuatro décadas (y sin considerar la inflación) con unos ingresos de 2.300 millones.
En 2019, ese dato se situó en 11.400 millones.
La Asociación Nacional de Propietarios de Cines (NATO, en inglés) sostuvo en octubre que el 69 % de las empresas pequeñas y medianas de cines se verían obligadas a declararse en bancarrota o a cerrar permanentemente si no recibían ayuda federal.
Esta semana se supo que el Gobierno estadounidense destinará un fondo de 15.000 millones de dólares de ayudas para cines, salas de conciertos, teatros y otros recintos.
SEQUÍA EN HOLLYWOOD
Pasadas las primeras semanas de confinamiento y de cierre obligado, las salas se encontraron con un problemón: Hollywood les había cortado el grifo de las superproducciones.
Uno tras otro, todos los estudios atrasaron sus lanzamientos más importantes (James Bond, «Fast & Furious«, «Black Widow«…) en busca de un panorama sin coronavirus, sin salas a medio gas y sin espectadores con miedo.
Pero los retrasos iniciales de semanas o pocos meses acabaron convirtiéndose en aplazamientos a 2021 (o más allá) que dejaron este año como un auténtico erial de reclamos para el gran público.
La lógica de los estudios era esta: ¿puede rentabilizarse un «blockbuster» sin cines repletos, con aforos limitados y con el recelo de parte del público a acudir a lugares con más gente?
Y el lamento desde las salas era este: sin estrenos de relumbrón y solo con propuestas «indies» o reposiciones a mano, no quedarán cines en 2021 para cuando quieran aterrizar todos los peliculones.
Más allá de soluciones tibias, como la nostálgica pero insuficiente resurrección de los autocines, la industria no dio con la tecla para responder a los desafíos del coronavirus y entró en una especie de coma.
Tampoco ayudó el órdago fallido de «Tenet».
Christopher Nolan forzó la máquina para estrenar esta esperadísima película en la gran pantalla, pero logró unos pobres resultados (362 millones de dólares en total con solo 58 millones en EE.UU. y Canadá) que confirmaron las tesis más conservadoras de un Hollywood egoísta que renunció a 2020 y que dejó vendidas a las salas.
VENTANAS HECHAS AÑICOS
Otro aspecto que apunta a una revolución en el modo de disfrutar del cine se refiere a las anteriormente intocables ventanas de distribución, que es el plazo que va de la exhibición en salas a la llegada de las cintas a los hogares.
Antes respetadas como si fueran los diez mandamientos, el coronavirus hizo que estas ventanas saltaran por los aires.
«Trolls World Tour» fue la primera que acudió directamente al mercado digital, un camino que luego siguieron muchos títulos como «Mulan» (estreno de pago en la red), «Soul» (lanzamiento integrado en una plataforma como Disney+) o «Wonder Woman 1984» (presentación híbrida y simultánea en cines y HBO Max).
Por el camino, Universal y AMC, que es la cadena de salas más grande de EE.UU., firmaron un acuerdo en julio para reducir de 90 a 17 días la exclusividad de la gran pantalla.
Aunque el golpe más contundente llegó con el anuncio de Warner Bros. de que todas sus películas de 2021 -incluyendo «Dune» o la cuarta de «Matrix«- se verán a la vez en cines y HBO Max.
En los últimos años se había consolidado una exhibición basada en descomunales películas-evento y en títulos «delicatessen» y minoritarios, que había empujado a las cintas de tamaño medio a las plataformas digitales.
Ahora queda por ver si los cambios coyunturales de 2020 en el cine se convierten en estructurales, un asunto en el que todas las miradas apuntan en la misma dirección: a Disney y a lo que el gigante de Mickey Mouse decida hacer con su «streaming» en Disney+. EFE