La cineasta mexicana Dalia Reyes lamenta que las mujeres sigan siendo minoría y tratadas con desigualdad en la industria cinematográfica; sin embargo, dice que procura demostrar que es capaz de producir y dirigir largometrajes.

En entrevista con Notimex comenta: “Es una cosa muy sutil, no te lo expresan directamente, pero está latente, sobre todo en el campo de la producción porque te exigen comprobar que eres capaz de realizar un proyecto y demostrar que tienes la capacidad y los conocimientos. Esto en ocasiones es una cuestión de género”.

En su opinión, está muy arraigado el papel del hombre en el cine, como productor, director, camarógrafo o guionista.

Recuerda que cuando estaban rodando Ráfagas serranas, sus asistentes eran hombres y la gente se acercaba a ellos a preguntar sus dudas sobre la película, “pero ellos la mandaban con nosotras y las personas no se dirigen a nosotras”.

El cine es parte esencial en la vida de Dalia, porque para ella no es una profesión, sino una forma de demostrar a los demás una realidad desde su perspectiva. “El cine es mi manera de vivir, de poder mostrar lo que me inquieta, lo que me asombra, lo que me emociona. El cine es mi manera de transmitir cómo veo yo la vida”.

El largometraje documental es su especialidad, pero admite que es un género difícil de exhibir y distribuir, puesto que es poco comercial. A esto se suma, asegura, que las oportunidades para conseguir apoyos económicos se diluyen al momento de especificar que son trabajos independientes realizados por mujeres.

Pese a las vicisitudes, reconoce que las mujeres han ganado terreno en el Séptimo Arte, ya que poco a poco se ven más los proyectos de directoras, productoras y guionistas, aunque sean pocas las instituciones que destaquen la calidad de su trabajo.

Dalia Reyes ha colaborado con otras colegas, porque considera que solo entre ellas pueden defender y hacer realidad sus proyectos.

Debemos ser fieles al momento de realizar un proyecto y no escuchar a la gente que dice que nunca se lograrán los sueños o las ideas que uno tiene. Si una persona te dice que no, esto no significa que no lo vayas a lograr”, asevera.

La realizadora trabaja actualmente en Ráfagas serranas, en la que busca retratar la vida de los niños de la sierra zapoteca, en el norte de Oaxaca, donde los menores son aficionados al basquetbol que proviene de la influencia cultural de la migración a Estados Unidos.

Estudió la licenciatura de Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Cursó la maestría en Documental Social en la Escuela Superior de Cine en Cataluña.

Su ópera prima, Baño de vida, fue nominada a Mejor Documental Iberoamericano, Premio Mezcal a Mejor Película Mexicana y el Premio Maguey Evolución, durante el Festival Internacional de Cine de Guadalajara 2016. Además ha obtenido apoyos de programas como Jóvenes Creadores del Fonca y el Estímulo a Creadores Cinematográficos para la Escritura de Líneas Argumentales por parte del Imcine.