A principios de los 2000, no había gala de premios que no contara con la presencia de Avril Lavigne. La cantante canadiense de pop-rock encabezaba por entonces las listas de éxitos gracias a singles como “Sk8r Boi” y “Complicated”.

La última vez que asistió a unos MTV VMAs fue allá por 2003, cuando ataviada con un corsé de cierre de lazo, y en compañía de su amiga Kelly Osbourne, enloqueció a todos los fotógrafos que se apostaban en la alfombra roja, marcándose un momentazo mítico. Anoche, la artista volvió por todo lo alto a la entrega de los Video Music Awards tras más de 18 años de ausencia y el look que eligió para la ocasión fue tan fiel a su estética punk de siempre que compensó con creces el tiempo perdido.

En el pasado la vimos llevar de todo en la alfombra roja, desde pantalones cargo de tiro bajo a corbatas de hombre.

Pero esta vez conjugó su amor por la moda masculina de un modo novedoso y actual: lució un traje rosa de cuadros de Area, con la chaqueta recortada por delante para dejar a la vista un top sujetador de cristales de la firma Cristahlea (tan brillante como el saquito joya de Jimmy Choo que eligió como bolso).

Fue un guiño perfecto a aquel estilo todavía un poco grunge que dominó el cambio de milenio sin dejar de ir a la última. No en vano, Area es una de las marcas más de tendencia ahora mismo y una de las grandes favoritas de las celebrities.

Pero aún no hemos mencionado lo mejor de la reaparición de Lavigne: el hecho de que su novio, Mod Sun, también músico, desentonara completamente con ella (aunque a juego en energía punk), cortesía de un traje de patchwork y el pelo teñido de verde neón.

Se llevaron sin duda el premio a la pareja más excéntrica de la noche, arrasando en el photocall con una fórmula bien sencilla: ser ellos mismos a conciencia. ¡Viva el estilo propio!