Al 2021 se le ha recibido con la ilusión de volver a vestir con glamur y sumarse al estilo «cottagecore», moda bucólica que abraza la vida rural, dejando a un lado las prendas cómodas que han tenido auge durante la pandemia en las largas jornadas de teletrabajo y las reuniones virtuales.
Desde que se lleva un vida más hogareña, el armario se ha adaptado a estas exigencias y priman prendas cómodas mezcladas con básicos y piezas deportivas, pero ahora aparece un nuevo fenómeno, el «cottagecore», que está vinculado con vivir en el campo y un estilo de vida rural pero acogedor.
Son prendas que se inspiran en la vida campestre, de aire romántico y colores dulces, estampados amables con flores o cuadros «vichy», piezas en las que toman protagonismo los tejidos naturales y la costura a mano, «es una reconciliación con el aire libre, con la naturaleza como aspiración estética», explica la experta en comunicación de moda Pepa Fernández.
Una moda que ya presentó el diseñador Simon Porte Jacquemus cuando se trasladó a un campo de lavandas de la Provenza francesa para presentar una colección bucólica con estampados florales, telas frescas, sombreros campestres, colores pasteles y naturales.
«Las nuevas colecciones ‘Ladies and Clockhouse’ de C&A abordan los cambios en nuestra sociedad y giran en torno a la necesidad de estar cerca de la naturaleza y en torno a nuevos hábitos sociales, como pasar más tiempo en casa, trabajar de manera remota y encontrar nuevas formas de viajar», explican desde la firma.
Además del confort y la naturaleza, como ejes centrales de sus diseños para el próximo año, la marca tiene una firme misión: hacer de la sostenibilidad su nueva normalidad con materiales reciclados, algodón orgánico, viscosa de origen responsable y lino cultivado de forma sostenible en Europa.
Pero también llegan nuevos aires a la moda en los que prima el poder femenino con un fabuloso traje sastre o un vestido de noche, vestidas para brillar.
Una tendencia que convivirá con prendas glamurosas, más sofisticadas, «porque la gente quiere ahora disfrutar de lo bonito», ha asegurado con optimismo la también experta en comunicación de moda Alicia Hernández.
Según su criterio, la sociedad se sobrepondrá de la pandemia y volverá la alegría y el gusto por la sofisticación, «al igual que en la década de los 50 cuando Christian Dior ideó la silueta ‘New Look’ para colmar de felicidad a la sociedad», recuerda Hernández.
Este año, los diseñadores apuestan por prendas especiales y duraderas, el consumidor está pidiendo a gritos calidad. «La euforia de consumir va a desaparecer», dice Jorge Vázquez, director creativo de la firma Pertegaz, quien aboga por prendas con coquetos volúmenes, vistosos bordados y grandes lazadas.
Dior apuesta por conjuntos de corte elegante y ligeramente andróginos, con un toque a la vez bohemio y solemne que conjuga con éxito la elegancia tradicional con la funcionalidad contemporánea. Pantalones anchos, conjuntos de faldas midi con chaquetas cruzadas de estilo kimono son algunas de su propuestas.
El blanco, negro y rosa son los colores predominantes de la colección de Chanel que se inspira en la moda de los ochenta para lanzar prendas sofisticadas y ponibles como cazadoras de hombros «oversize», así como chaquetas de punto o las míticas «blazers» de «tweed».
Prendas impecables para trabajar: faldas rectas por encima de la rodilla, vestidos sueltos, trajes de chaqueta o pantalones de corte pirata o de talle alto que toman las rienda del armario.
Vestidos de corte asimétrico, con lazos y transparencias, y trajes de chaqueta de lentejuelas son los favoritos para la noche junto con modelos con capas y plumas en mangas y falda, que recuerdan a la década dorada de Hollywood.
Balmain también se suma a la tendencia del lujo y propone mono de lentejuelas y pantalón campana, la estética disco de los ochenta que también comparte Isabel Marant para intentar olvidar todo lo acontecido en el maldito 2020.