El 6 de noviembre de 1970 terminaba una larga agonía para el legendario artista mexicano Agustín Lara. Cuando se cumplen 50 años de su deceso su legado perdura y su enigmática vida y obra aún esconde secretos, mientras sus restos descansan en la Rotonda de las Personas Ilustres en la Ciudad de México.

«Yo nací con la luna de plata y nací con alma de pirata, he nacido rumbero y jarocho, trovador de veras y me fui lejos de Veracruz…», dicen las primeras líneas de «Veracruz», quizás una de las canciones más famosas de Lara, quien en vida afirmaba haber nacido en aquel estado, en la localidad de Tlacotalpan, aunque otras historias dicen que nació en el Centro Histórico de Ciudad de México.

«No hay acta de nacimiento más verídica que su canción ‘Veracruz’ y para conocer de verdad a México hay que conocer a los santos laicos y cursis como Agustín Lara«, dijo en entrevista con Efe Pavel Granados, escritor, musicólogo y director de la Fonoteca Nacional, quien es fiel seguidor de Lara.

Sea de Veracruz o de la capital mexicana, su talento para componer era natural y muestra de ellos son las casi 700 canciones registradas a su nombre, que dan cuenta de lo prolífico de su trabajo.

Otro de sus seguidores, el locutor, compositor y cantante Rodrigo de la Cadena, no duda al decir que «El Flaco de Oro», como apodan a Lara por su delgada figura, es el «más grande compositor de México, primero por su importancia y trascendencia histórica en el contexto de México hacia el mundo, después por la calidad de sus letras, su poesía», mencionó.