Ante el final de un 2020 que en su opinión ha sido algo parecido al infierno, a Ava Max ahora le toca empezar a disfrutar del cielo. Y también a los seguidores que esta nueva diva del pop global que ha conseguido con canciones bailables dibujar un paisaje mejor.
«Para mí la música es como la medicina», señala esta joven estadounidense que dice tener muy claro el mensaje que quiere trasladar y que la define como artista global: «Canciones empoderadoras que hagan que la gente se sienta feliz y confiada. Para mí es de lo que se trata esto».
Nacida Amanda Ava Koci (Milwaukee, 1994), con 8 años ya participaba en competiciones de talentos infantiles. «Y en el momento en el que empecé a actuar, supe que eso es lo que quería hacer», asegura.
De sus raíces albanesas le quedan por un lado «influencias que por aquí o por allí» pueden apreciarse en su música, la cual conjuga sobre todo estilos e influencias típicamente americanos, cosas que le ponían en casa, «como los álbumes de Mariah Carey, el ‘country’ de Shania Twain, la música disco y el pop de los años 80».
Pero de las dificultades de sus padres antes y después de llegar a EE.UU. (pasaron un año viviendo en una iglesia francesa a la espera de recibir sus pasaportes para poder viajar), también le quedó una visión de la vida basada en el esfuerzo y la constancia.
«Vi a mis padres luchar muchísimo. Cuando llegaron a América tenían tres trabajos cada uno, no conocían el idioma y no tenían ni un duro en el bolsillo. Así que cuando siento que estoy pasando un momento duro, no tengo más que pensar en ellos para decirme a mí misma: ‘Puedes con esto'», relata tras años de perseverancia hasta la salida de su primer disco.
Costó aproximadamente un año y medio sacar adelante «Heaven & Hell» (Warner Music) y no fue un proceso necesariamente lineal o fluido, pues en parte se tejió en plena gira, entre estancias de hotel y llegó a juntarse con más de un centenar de temas aspirantes al repertorio final, en el que aparecen solo 15 de ellas.
Algunas se fueron decantando solas por el camino, convirtiéndose en «hits» globales que la han permitido publicar su álbum en estas circunstancias, como el sencillo «Sweet But Psycho», aunque ella afirme que no sabía a ciencia cierta que tenía tal éxito entre manos.