Datos: 1944, Teziutlán, Pue.
Nació en Teziutlán, Puebla el 19 de septiembre de 1944. Se trasladó a la ciudad de Puebla para cursar sus estudios de preparatoria en el Instituto Oriente. Más adelante obtuvo las licenciaturas en Química e Historia, así como la maestría en Historia en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México. Se ordenó como sacerdote dentro de la Compañía de Jesús el 7 de mayo de 1977. Actualmente vive en Puebla, desde donde continua su apostolado diocesano en diversas comunidades. Semanalmente transmite su programa radiofónico Suave Patria por el sistema estatal de radio y televisión, además escribe la columna Mexicanidades para varios periódicos impresos y digitales.
¿Por qué se ordenó como sacerdote?
Me ordenaron cura y me desordenaron mi vida porque por ser cura me he metido en cada bronca, por ejemplo, rescatar a secuestrados hace tres años ante siete empistolados. Soy un cura que quiere seguir a Jesucristo, no a la institución, no a la burocracia de la fe, que me resulta cuestionable. Hace ya 43 años que me ordené.
¿Cómo ha sido su experiencia en más de cuatro décadas de sacerdocio?
Muy variada, ha sido desde San Diego, California, Inglaterra y México. He lavado platos porque soy igual que cualquiera, no tengo un rango superior, Jesucristo nunca pidió privilegios. Cuando veo que algún tipo usa la burocracia de la fe para ser “poderoso”, me alejo porque Jesús no vino a eso, vino a servir y toda la vida se resume en dos palabras: amor y justicia. Entonces, seguimos a Jesucristo cada vez que procuramos la justicia y el amor en lo personal, social y ambiental.
¿Actualmente es parte de alguna congregación?
Yo le huyo mucho a aclimatarme al sistema, por eso no he aceptado parroquias ni nada porque me atrapan y más aquí en Puebla. En Inglaterra sí podría aceptar ser párroco porque allá fue donde encontré una iglesia libre, igual que en California. En México, de lo que conozco, la mejor iglesia católica está en Torreón, Coahuila, allá estuve muy feliz, la gente realmente es lo que es, no finge.
¿Cómo nació el libro “Nacho entre la fe y la razón”?
Mis alumnos del Instituto Oriente de hace 40 años se reunieron en secreto, yo nunca lo supe, tal vez me hubiera opuesto porque no me gusta la egolatría, el culto a la personalidad no me agrada. Entonces editaron este librito y creo que sí le atinaron porque saca lo esencial de lo que he procurado en la vida, que es un diálogo entre la ciencia y la fe. Lo distribuye una de mis alumnas, Martha Torija, tiene el teléfono 222-508-10-35 y lo que consiga de los pesos en que lo vende es para orfanatos o asilos. Esa fue la única condición que puse, porque yo me mantengo civilmente de lo que ganó como docente en la Escuela Libre de Derecho desde hace 30 años y mi ministerio es totalmente gratuito. Yo no puedo concebir a Jesucristo vendiendo sacramentos, no me imaginó. Hay que seguir a Jesucristo, no a Roma.
¿Cuál es su mensaje respecto a lo que atravesamos actualmente con la pandemia por coronavirus?
Lo que dice la biblia: amor y justicia. Eso es Santidad. Para la biblia el Santo no es estar rezando el rosario y andar ahí. El Santo es el que ama la justicia y busca el amor en lo personal, social y ambiental. Lo que más puede enfermar el espíritu del ser humano es el egoísmo y la injusticia, es decir, el no seguir a ese amor universal y a esa justicia que es la esencia de la biblia. La justicia equivale a Santidad. A la Sagrada Biblia lo mismo la entiende un Cristiano, un no Cristiano, un hombre de buena fe e incluso quien diga que no cree en Dios pero sí en el amor y la justicia, que finalmente en la biblia eso es ser Divino.