Nelson Mandela: triunfó contra las adversidades y nosotros también contra el Covid-19
Nació en Mvezo, una pequeña aldea situada al sur de Sudáfrica en la que creció de forma sencilla en un contexto tribual. A los 9 años, su padre murió y su madre lo dejó a cargo del regente de Mqhekezweni, el cual se haría responsable de Mandela hasta su edad adulta.
Nelson se formó en un internado y una universidad de élite negra. A los 23 años (1941) se mudó a Johannesburgo y entró a formar parte del CNA (Congreso Nacional Africano), un partido político que abogaba por los derechos de la población negra del país.
En 1948 llegaron al gobierno de Sudáfrica un grupo de nacionalistas radicales que trajeron tras de sí un régimen de segregación racial en la que se impuso la supremacía del hombre blanco. Mandela, lejos de sucumbir al absolutismo racista del gobierno, organizó una rebelión de desobediencia civil no violenta desde el seno del CNA. Tras 10 años de lucha incesable contra el apartheid, los dirigentes imperantes quisieron acabar con la resistencia del CNA de raíz e ilegalizaron el partido, llevando a Mandela y al resto de activistas a organizar una lucha armada desde la clandestinidad. El 5 de agosto de 1962, Nelson Mandela fue arrestado por conspiración contra el gobierno (entre otros delitos) y pasaría en la cárcel los siguientes 27 años de su vida.
Durante la década de los 80, el aumento de la violencia racial y el desarrollo de la sociedad global catalizaron el crecimiento del número de protestas en contra del régimen sudafricano con el nombre de Mandela como estandarte. El gobierno, ante la presión interna e internacional a la que estaba viéndose sometido, decidió poner en libertad a Mandela el 11 de febrero de 1990. Tres meses después de su liberación fue elegido para liderar el CNA y desde su puesto de poder luchó por la democracia, consiguiendo que en 1994 se celebrasen las primeras elecciones democráticas de la historia de Sudáfrica con él como vencedor, convirtiéndose así en el primer presidente negro de Sudáfrica.
El apoyo de Nelson Mandela fue fundamental para que Sudáfrica obtuviera la sede del Mundial de Fútbol de 2010, la primera vez que el evento se realizó en suelo africano, una muestra de que aún con más de 90 años siempre estaba listo para impulsar las causas de su país.