Adoptar una mascota tiene beneficios para la salud física y emocional del animal y los nuevos dueños, ya que todos realizan mayor actividad física y las muestras de cariño reducen el estrés y mejoran el estado de ánimo.
Está comprobado científicamente que un perro ayuda a las personas a convertirse en una persona más activa, responsable y organizada, puesto que es un ser vivo que depende cien por ciento del dueño.
En cuanto a los beneficios físicos, hay estudios que indican que tener un perro en casa ayuda a mejorar el ritmo cardiaco, además de que los perros adoptados son los más agradecidos, por haberles dado una segunda oportunidad.
La base para una adopción exitosa es entender las características de vida particulares del adoptante, ya que el proceso es diferente para una persona joven muy activa que para alguien con un estilo de vida más sedentario o en cuyo hogar existen personas mayores o recién nacidos.
Actualmente la cercanía y la relevancia que tienen las mascotas han hecho que las de talla pequeña sean las más solicitadas, pero en 10 años se han logrado colocar perros y razas de distintas razas y tamaños.
Para adoptar una mascota lo primero es contactar al albergue y hacer la solicitud. Después se hace una entrevista para ayudar a los interesados a seleccionar al perro o gato de acuerdo al estilo de vida y necesidades de las personas y si son candidatos se concreta el proceso.
Comúnmente, los albergues programan visitas de seguimiento a los 15, 30 y 60 días, además de estar disponibles para resolver cualquier duda vía telefónica. Después de eso hacen una llamada de seguimiento a los seis meses y llamadas de seguimiento anuales.